miércoles, 11 de mayo de 2011

Cementerios de barcos

Así como nacen de la mano del hombre, con nobles propósitos de navegar, de cumplir con todos los requisitos que dicta el sentido común, la física, la estética y la tradición, algunos barcos tienen finales deshonrosos.
Es difícil ponerse a pensar en medio de una tormenta sobre principios de física, cuando el viento sopla haciendo silbar los obenques y las crestas de las olas se visten de blanco, cuando nunca alcanza el abrigo y uno descubre que los trajes de agua hacen generalmente honor a su nombre y siempre hay una lágrima que nos entra por la espada y digo que es difícil porque si uno conoce a su barco, confía en su fortaleza, en su docilidad para aceptar dejarse timonear y que cuando hunde la proa contra una ola, aunque se sumerja hasta la fogonadura , aunque sea en forma lenta la levante, chorreando agua por todos lados como sacándose un peso de encima y seguir la lucha contra la próxima ola que lo trata de sacar de rumbo y lo trata metódicamente de frenarlo, y así tenaz ciñendo o a un descuartelar el barco avanza vivo, con espíritu de lucha dando batalla y si algo falla o se rompe será la inventiva de los que van a bordo para poder arreglarse con maderas, alambre, cabos, colchonetas o lo que sea para que el barco siga vivo y peleando contra los elementos ……el barco es mucho más que maderas y tornillos es una entidad viva, con cuerpo de mujer y si tiene que morir debe hacerlo luchando……
Por eso dejarlo abandonado a su suerte como ese viejo Grumete que antes fue orgulloso y barnizado, es muy muy triste.

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